Se comenzó la clase con la explicación física de cómo se
produce el sonido, mostrando ejemplos de la máquina de fonación y un
sintetizador, el cual puede modificarse con la tecnología o artesanalmente.
Después de eso se planteó la idea de qué se quiere y qué se
puede transmitir a través de la voz y los sonidos. Incluso una misma voz puede
transmitir cosas diferentes según el contexto en el que esté. El acompañamiento
sonoro es muy importante a la hora de definir la imagen, la completa y termina de
construir un sentido.
Solo una voz puede narrar con tanta claridad e intensión que
puede partirse de ello para después definir la imagen, como paso con “Ni una
sola palabra de amor”. En cuanto a lo visto de Lucrecia Martel, cabe destacar
la forma de encuadrar en medio de una conversación y el uso de un lenguaje
real, habitual, sin que sea una construcción forzada como en la mayoría de las películas.
Creo que es verdad cuando dijeron que una característica de
los trabajos por ahora vistos en clase son mudos. Seguramente, después de esta teórica
todos comenzaron a replantearse la idea del sonido para la entrega final. En
nuestro caso, decidimos trabajar el sonido para terminar de definir el mundo
que creamos, a través de susurros y palabras inentendibles. Vamos a acompañarlo
seguramente con ruido blanco y efectos de sonido.
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